Advertencia: esta es apenas una primera incursión hacia el universo musical del País de Jauja, del entrañable Edgardo Rivera Martínez. Un viaje imaginario hacia la mente y los oídos de Claudio, aquel adolescente de la novela que concurría a la plaza principal de Jauja para contemplar a las florecientes jaujinas que salían en las tardes de Navidad para bailar, con sus mantas multicolores, la tradicional Huayligía.
Esta festividad en adoración al Niño Jesús se prolonga por varios distritos de Jauja. Uno de ellos es Huaripampa, donde las familias se congregan para celebrar el mismo 25 de diciembre.
La música de esta festividad tiene tres etapas. Así nos contaron los músicos de las orquestas. La primera va a paso lento, a modo de pasacalle. Sonaja en mano, mujeres y varones se desplazan al amparo de esta música por la plaza principal en danza solemne. El segundo momento es una invitación al baile, en ritmo de huayno. Hay una tercera etapa que invita más bien a los saltos y el zapateo.
En este audio, sin embargo, los músicos en forma espontánea incluyeron un cuarto momento. Se trata de la Adoración -así lo llaman-, que ejecutan únicamente con los pinquillos, instrumentos de caña de sonido agudo.
Menudo detalle: en un contexto en el que las orquestas típicas del valle del Mantaro resuenan por la abundancia de los saxos, el sonido agudo de los pinquillos prehispánicos aún brilla con intensidad entre los metales, en la festividad de la Huayligía. Que nunca se pierda ese canto agudo indígena de valor patrimonial.
(Para escuchar desde un celular, hacer clic en la frase “listen in browser”):
(Audio registrado por Wilber Huacasi, el 25 de diciembre de 2018 en Huaripampa, Jauja).
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